Fue el primer animal que vi, casi treinta horas después de estar en la balsa. La aleta de un tiburón infunde terror porque uno conoce la voracidad de la fiera. Pero realmente nada parece más inofensivo que la aleta de un tiburón. No parece algo que formara parte de un animal, y menos de una fiera. Es verde y áspera, como la corteza de un árbol. Cuando la vi pasar orillando la borda, tuve la sensación de que tenía un sabor fresco y un poco amargo, como el de una corteza vegetal. Eran más de las cinco. El mar estaba sereno al atardecer. Otros tiburones se acercaron a la balsa, pacientemente, y estuvieron merodeando hasta cuando anocheció por completo. Ya no había luces, pero los sentía rondar en la oscuridad, rasgando la superficie tranquila con el filo de sus aletas.
Ya sabéis que un servidor admira a Gabriel García Márquez. Tuve el honor de descubrirlo, me avergüenza confesarlo, cuando un italiano, Tomasso Debendetti, suplantó el año pasado la identidad del escritor Umberto Eco en Twitter y difundió la falsa muerte del Nobel colombiano. Las razones de Debendetti no eran reprochables; quería demostrar que los periodistas basan sus noticias en las redes sociales, sin otra fuente más adecuada para corroborarlas. Y lo demostró con creces, en cuestión de minutos muchas páginas web de diarios de todo el mundo anunciaban la muerte del autor de 'Cien años de soledad'. Justo al mismo día se creó un reto en algún blog -lamento no recordar cual- para honrarle leyendo y reseñando alguna de sus obras. De esta manera di el paso y me puse a leer sus más conocidas novelas. Y todas me encantaron. Pues bien, este invierno he decidido retomarlo y, por eso, como diría Shakira moviendo la cintura, "te aviso y te anuncio" que este mes caerán más que una y dos reseñas de libros suyos. Dicho lo dicho, el título real del libro que os traigo hoy es Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre.
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Luis Alejandro Velasco |
Relato de un náufrago es la historia de Luis Alejandro Velasco, un hombre que estuvo diez días a la deriva en una balsa mecida por el mar Caribe. Cuando lo escribió García Márquez era un joven reportero que vivía en Barcelona y tuvo la oportunidad de escuchar el relato en boca del protagonista a través de 20 sesiones de seis horas cada una de entrevista. Su intención, pues, era escribir un relato -de hecho se publicó por entregas en El Espectador de Bogotá en 1955- pero, sin saberlo, estaba creando una verdadera obra literaria. Su publicación hizo temblar las bases del régimen dictatorial del general Gustavo Rojas Pinilla, pues éste atribuyó la causa del naufragio a una tormenta mientras que el reportaje -y, por lo tanto, el superviviente- revelaba el motivo real del naufragio: la existencia de contrabando ilegal en un buque de la Armada colombiana. Perdieron la vida en el hundimiento siete marineros, el único que afortunadamente se salvó fue Velasco. El reportaje fue censurado y las directivas de El Espectador decidieron que su autor saliera del país rumbo Europa para cubrir algunas noticias. Vamos, que el libro no va falto de historia, es por eso que, cuando en 1970 por fin se editó en forma de libro, el prólogo se tituló "La historia de la historia" y, en él, Gabo describe el origen y el making of del libro, finalizándolo de la siguiente manera:
"Yo no había vuelto a leer este relato desde hace quince años. Me parece bastante digno para ser publicado, pero no acabo de comprender la utilidad de su publicación. Me deprime la idea de que a los editores no les interese tanto el mérito del texto como el nombre con que está firmado, que muy a mi pesar es el mismo de un escritor de moda. Si ahora se imprime en forma de libro es porque dije sí sin pensarlo muy bien, y no soy un hombre con dos palabras."
Me veo obligado a contradecir el mensaje literal con el que acaba el prólogo de este relato. Si bien es cierto que el nombre de García Márquez multiplica el valor de un manuscrito, pasados ya treinta y pico años desde que escribió estas palabras me atrevo a decir que no se trata de un escritor "de moda", sino de uno de los escritores del siglo, un escritor intemporal -y gozar de este adjetivo va, en mi opinión, mucho más allá de cualquier premio literario-.
Me ha resultado impresionante cómo consigue el autor narrativizar un reportaje a través de detalles que provocan una empatía extrema por parte del lector, que llega a sentir el balanceo de la balsa, el hambre, la sed, la espera y la desesperación de Velasco. Me afectó profundamente el repentino cambio en la vida del protagonista. De un día para otro pasa de ser un joven marinero que en sus frecuentes estancias en Mobile (Alabama) sale con una chica llamada Mary Address a la que invita a ir al cine y a comer helados en sus días de franquicia a un hombre desesperado que lucha por no perder la esperanza y sobrevivir día a día a la deriva de las letales corrientes caribeñas.
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Mapa adjunto en el libro |
Con la pluma ágil y rígida de García Márquez la narración avanza sin abandonarse en el momento en que Velasco se salva, es decir, prosigue en su reintegración en la vida hasta la realización del reportaje que constituye el libro. En contraste con su largo título, el libro no ocupa más de 170 páginas y se leen en apenas un día. García Márquez es un gran escritor, pero aún mejor persona al atreverse a denunciar a un régimen a través de la experiencia de Velasco. Realmente había momentos en los que me tenía que recordar que realmente todo esto sucedió, que no se tratan de 'La vida de Pi', que, efectivamente, estos hechos formaron parte de la vida de Velasco, un hombre de carne y huesos como yo.
Para terminar, una curiosidad más. Con posterioridad Luis Alejandro le escribió a García Márquez para reclamar los derechos de autor por usar su persona como náufrago en un relato: "Espero que sea el momento para que las regalías que tú has cobrado por tantos años me ayuden en los gastos que no sufragan la sanidad de las Fuerzas Militares de Colombia. Considero que yo merezco algo de esas regalías, en el momento más crítico de mi vida". Se han impreso más de 30 millones de ejemplares y Velasco ganó un promedio de 2.000 dólares anuales en concepto de derechos de autor, después de que el García Márquez se los cediera -en el mencionado prólogo declaró que hay algunos libros que "no son de quien los escribe sino de quien los sufre". Sin embargo, después de ganar el premio Nobel de Literatura en 1982 Velasco lo llevó a los tribunales demandando los derechos sobre las traducciones del libro. Además de perder el litigio, el protagonista de Relato de un Náufrago se quedó sin los derechos que le habían sido cedidos desde el principio. Tres días antes de su muerte, en el verano de 2000 -cuatro décadas después del naufragio que lo hizo famoso- pidió perdón al escritor: "Nunca debí meterme a eso. Quiero que me perdone por haberle hecho daño". Gabo solamente había respondido a una de las misivas que en su momento le envió Velasco para conseguir los derechos que, a su parecer, se merecía. Entre otras aclaraciones manifestaba su sorpresa: "Es la primera vez que recibo una carta de uno de los personajes de mis libros".
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Capítulo 14 |
Editorial: Debolsillo. Precio papel: 4,95€
(No se trata de un error.
Debolsillo ha reeditado este libro por cinco euros.
Visto el precio, fue amor a primera vista.)